miércoles, 24 de octubre de 2007

No voy a dejar de hablarte sólo porque no me estés escuchando...

Sí, sé que la gente suele tenerme miedo, o algo peor...
No se lo reprocho.
A veces, me siento mal, me duele tanto que no puedo aguantarlo.
Nunca he podido aguantar un dolor de cabeza por mucho rato. Cuando pasa demasiado tiempo, me dan ganas de arrancarme la cabeza. No suele pasarme, así que me da igual, no me preocupa...
Pero este dolor... este dolor es peor que cualquier dolor físico.

El otro día, vi un capítulo de Queer as folk, esa serie tan rara y tan... morbosa. No me gusta, pero tenía insomnio, y contrariamente, no había nada más. Así que nada, había un chico, mirando a otro en clase, dibujándole... desnudo. El profesor, (supongo que se había dado cuenta) le pregunta qué es desear, él mirando de reojo al chico todavía, le responde que es ansiar desesperadamente, hasta que duele.
- ¡Exacto! Tiene que doler... ahí está la clave, sino, no vale.

Tiene que doler... ¿Alguna vez habéis sentido dolor psíquico? No sé cómo se llama, pero vosotros me entendéis. Yo lo siento a menudo. No lo aguanto... A veces siento tanto dolor, que tengo que rajarme con unas tijeras, y hasta que no veo la sangre, no me alivio. No me duele, todo lo contrario. Ese dolor, el que produce una herida, no es nada, comparado...
Hay gente que se alarma mucho por los que nos autolesiobamos. No es para tanto, a mí me parece una tontería. Cuando te duele la cabeza, te tomas una aspirina, pero no hay aspirinas para cuando te duele el corazón, así que... algo tengo que hacer. Una vez que sientes dolor físico el otro parece menos real.
Hace mucho tiempo que no lo hago, y por ahora lo llevo bien, aunque hago otras cosas que seguramente a la larga me dejarán peores secuelas. Pero Peter me lo pidió... Me dijo que si volvía a verme una herida no volvería a hablarme, se iría sin decirme nada. Supongo que ahora, que me ignoras, que no sé nada de ti, que si te hubieras muerto todo sería igual desde mi lado del río, puedo rajarme, no? Puedo hacer lo que quiera. ¿Dónde estás? Joder, ¿te has olvidado de mí? Sabes cuánto me duele no saber de ti...
Sé que mucha gente me tiene miedo, por eso y muchas otras cosas. No se lo reprocho. Yo también tengo miedo.

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