jueves, 13 de diciembre de 2007

Pesadillas

Recuerdo estar un día en tu casa. A lo lejos, veía toda la ciudad por la ventana (me encantan esas vistas), y de cerca, te diste la vuelta, tu espalda, desnuda, frente a mí. Tu piel, perfecta. La acaricié y la besé. La rodeé con mis brazos, mientras seguía besándote. No esperaba nada, no sé porqué, pero contra todos mis pronósticos (como siempre, claro. Ya te he hablado de que siempre rompes mis perfectos planes) cogiste mis manos e hiciste que te abrazara más fuerte. No lo esperaba, pero me encantó, aunque no sepa explicarlo. A la vez que me sentía tan bien, sin que yo pudiera evitarlo, sin entenderlo, surgió de lo más profundo de mi cabeza el pensamiento de que te tenía, de que era realmente cierto, y eso era demasiado bueno... Casi al instante, una vocecita me respondió que eso no podía durar.
"¿Lo sabes, verdad? ¡Campanilla! ¡¿Cómo te has dejado sorprender?! ¿Acaso no te he enseñado nada?"


Entonces, como si me hubiera sumergido en un pensadero de Harry Potter (os jodéis si no entendéis de lo
que hablo) todo se desvanece y aparezco a sólo unos metros de esas vistas, en tu cama. Me siento más desnuda que nunca. Me siento como una niña pequeña. Tengo miedo, no puedo vencerlo, y lo peor es que no sé si algún día podré. Me abrazaste, y sólo sentir tu piel contra la mía me hizo olvidarme de todo, todo el remordimiento y el miedo que me perseguía. No importaba que fuera a volver en poco. En esos momentos, no existía nada más para mí que tú y yo. Como tantas veces, incluso ahora, sólo con un abrazo consigues que toda la ciudad desaparezca para mí y se hunda bajo nosotros.
Pero eso nunca dura, y en las pesadillas, al menos en las mías, todo se desvanece de repente, y vuelvo a aparecer, y vuelves a aparecer, como tantas veces, cansado. Hemos vuelto a discutir, he vuelto a robarte algo de tu energía vital, algo de tu mundo y, por qué no, quizás algo de tu alegría. Como tantas veces...
Pero esta vez, me dijiste algo muy distinto. Me preguntaste cómo podía decir que te quería, cuando veía cómo estabas y seguía machacándote...
¿No recuerdas, Peter, que fue con eso con lo que me convenciste de todo esto?
Dios, nunca me arrepentiré lo suficiente...

Yo sólo sueño despierta. Rara vez mi mente me forma un sueño bonito inconscientemente.
Sin embargo, también tengo pesadillas despierta. Porque muchas veces, todos mis recuerdos me llevan a otros que no me resultan agradables, esos que intento enterrar, pero eso lleva su tiempo... y tampoco me gusta olvidar nada, porque todo es parte de nosotros, ¿no?
Sobre todo, porque siempre he pensado que puedes olvidar el hecho, pero la sensación sigue ahí. Creo que eso es lo que haces tú, Peter. Nunca vas a olvidar todo lo que he hecho, porque siempre sentirás algún pinchazo, aunque no sepas porqué.
Tengo muchas preguntas que me gustaría que Dios que contestara, además de porqué tengo que estar aquí... Por ejemplo, ¿por qué las pesadillas siempre empiezan disfrazadas de sueños? Y si es así, ¿podría ser esto una pesadilla?
Cuando te despiertas de una, sientes alivio. ¿En ese caso, me despertaré de esta tortura y todo será como antes, algún día? ¿Volveré a sentir algún día esa incertidumbre cuando me abrazas?
Ahora creo que no, pero todo es posible...

[Esta entrada la terminé ayer a las 3:45 a.m. Decidí releerla un poco más despierta antes de publicarla, por si desvariaba mucho al final, pero bueno, la he publicado, aunque sí desvarié bastante...]

Say you'll never leave me now, say you're gonna love me now
(SORAYA ARNELAS - DOLCE VITA
)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

En mi humilde opinión creo que saldrás adelante. Hace poco yo también salí de una relación bastante mal y ahora vuelvo a sonreír. Campanilla se caracteriza por ser un hada y las hadas nacieron cuando el primer bebé se rió. Deberías recordar cómo era reír, deberías esforzarte por intentar sonreír, deberías...

D.L.

Alfonso E. dijo...

bueno, he visto que ha servido lo de los últimos comentarios. A ver si mejora la cosa, por cierto. :)

Ánimo, anda.