lunes, 24 de marzo de 2008

Me desperté soñando que estaba a tu lado...

Es curioso... Te puedes ir a kilómetros de aquí y sentirte bien por alejarte de la rutina, mal por alejarte de quien más quieres... Cuando llegas por primera vez a un país extraño, en el que no entiendes nada y apenas sabes qué tienes que hacer, te olvidas de todos tus problemas, de España y de lo que haga falta... Pero cuando eres como yo, llega la noche... Te duermes pensando: Qué raro, qué lejos estoy... ¿Qué pasará? ¿Me lo pasaré bien? Y hay una cosa que no cambia... Como siempre, me duermo pensando en ti, Peter. No puedo dormirme si no "me abrazas"...
La primera noche me desperté contigo. Estabas abrazándome, estabas a mi lado, tumbado conmigo. Pero cuando abrí los ojos estaba sola, entraba la luz del sol y sólo alcanzaba a ver literas y una casa vieja por la ventana... No era la primera vez que me pasaba, ya hacía tiempo me desperté un día que había dormido contigo y habías desaparecido de repente, y me sentí frustrada, pero al segundo volviste, entraste por la puerta, y todo se calmó... Todo volvió a ir bien, como siempre, me tranquilizaste.
Pero esta vez no sabía dónde estaba... Y tú no aparecías... De repente empecé a recordar todo... El viaje, el avión... Las maletas... Vi el bulto que era mi amigo dormido en la cama de más allá, y recordé que Daisy ocuparía la litera de arriba... Y que tú no estabas allí, ni cerca. Me sentí estúpida. ¿Cómo pude olvidarlo?
Y es que es tan fácil olvidar todo cuando me hundo bajo tus brazos...

Por eso, perdona que siempre te pida que me abraces...

Me hubiera gustado decir que la primera noche allí dormí bien, que todo fue genial, pero... Bueno, ya te dije que te echaría de menos.

Me alegro de que te gustaran los regalos... Todos tenían un significado y un sentimiento especial, celebro que te dieras cuenta de cada uno.

Me desperté soñando
que estaba a tu lado
y me quedé pensando
qué tienen esas manos...
(El Canto del Loco)

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