viernes, 4 de abril de 2008

El principito Peter Pan

Ya dije hace tiempo que eres como el Principito, aunque de carácter eres casi más como su orgullosa Rosa roja... Bueno, hay partes que puse hace ya, pero ahora me recuerdan tanto a esta situación...

Dedicatoria: Sé que en algún lugar del mundo, existe una rosa única, distinta de todas las demás rosas, una cuya delicadeza, candor e inocencia, harán despertar de su letargo a mi alma, mi corazón y mis riñones.


A esa rosa, donde quiera que esté, dedico este trabajo, con la esperanza de hallarla algún día, o de dejarme hallar por ella.


Existe... rodeada de amapolas multicolores, filtrando todo lo bello a través de sus ojos aperlados, cristalinos y absolutamente hermosos...


Citando: ¡Ah, era muy coqueta aquella flor! Su misteriosa preparación duraba días y días. Hasta que una mañana, precisamente al salir el sol se mostró espléndida.

La flor, que había trabajado con tanta precisión, dijo bostezando:

-¡Ah, perdóname… apenas acabo de despertarme… estoy toda despeinada…!

El principito no pudo contener su admiración:

-¡Qué hermosa eres!

-¿Verdad? -respondió dulcemente la flor-. Y he nacido al mismo tiempo que el sol.

El principito advirtió que no era demasiado modesta, pero ¡era tan conmovedora!

(...)

De esta manera el principito, a pesar de la buena voluntad de su amor, había llegado a dudar de ella. Había tomado en serio palabras sin importancia y se sentía desgraciado.

"Yo no debía hacerle caso -me confesó un día el principito- nunca hay que hacer caso a las flores, basta con mirarlas y olerlas. Mi flor embalsamaba el planeta, pero yo no sabía gozar con eso… Aquella historia de garras y tigres que tanto me molestó, hubiera debido enternecerme".

Y me contó todavía:

"¡No supe comprender nada entonces! Debí juzgarla por sus actos y no por sus palabras. ¡Me perfumaba y me iluminaba la vida. No debí haber huído jamás! ¡No supe adivinar la ternura que ocultaban sus pobres astucias! ¡Son tan contradictorias las flores! Pero yo era demasiado joven para saber amarla".

-Tendré que aguantar dos o tres orugas, si quiero conocer las mariposas. Dicen que son tan bonitas... Si no, ¿quién vendrá a visitarme? Tú estarás lejos. En cuanto a las fieras, no tengo ningún miedo. Tengo mis garras.

E ingenuamente mostraba sus cuatro espinas. Luego añadió:

-No te quedes ahí parado, hombre, me pones nerviosa. Has decidido marcharte, pues vete.

Y es que no quería que la viese llorar. Era una flor tan orgullosa..."

La última vez que cité esto dije que no creía que nunca fuera capaz de irme... Al final, el destino ha hecho que ocurra lo inevitable... No es que me haya ido, eso es cierto, en realidad eres tú el que cada vez estaba más lejos de mí, y no quiero esperar a ver cómo te alaejas del todo... Si era inevitable... Pues dejemos de prolongarlo... Como decía la rosa, si decidiste irte, si querías irte, ¿por qué te has quedado tanto tiempo aquí parado, Peter?

(Sacado de: http://www.franciscorobles.com.ar/libros/principito/index.htm)

¿Por qué tus uñas me arañan la piel? Si ya no me quieres, déjame marchar... (Revólver)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hay rosas más egoistas que cualquier hombre y hombres más vanidosos que cualquier rosa, no te preocupes... al igual que con las rosas el mundo es un jardín de hombres y algunos no son tan engreidos como ese joven Pan

D.L.